15 de mayo de 2017.

Continuando con una valiosa tradición, la Sinfónica UdeC celebró el aniversario de su Universidad con conciertos en varios escenarios de la región. El programa estuvo bajo la batuta del consagrado maestro chileno Francisco Rettig, quien con su sólida técnica gestual logró un control extraordinario de los matices y un desempeño ejemplar de la orquesta en la obertura de El cazador furtivo de Weber y en la Rapsodia húngara n° 2 de Liszt, archiconocida pieza que —en el brillante arreglo de Müller-Berghaus— permitió lucir la sonoridad de las diversas filas de la orquesta y, en particular del primer clarinete del conjunto, Vladimir Jara.

La obra principal fue el Concierto para violín de Tchaikovsky, con Nathan Meltzer como solista. Las expectativas eran altas, puesto que este jovencísimo discípulo de Perlman en la Juilliard School había debutado en la temporada anterior de la Sinfónica UdeC, obteniendo un éxito estrepitoso con el Concierto n° 1 de Paganini.

En la presente ocasión, el violinista estadounidense de apenas 16 años de edad abordó los pasajes más arduos del concierto de Tchaikovsky con una habilidad asombrosa; pero lo más impresionante en los primeros dos movimientos probablemente haya sido la ternura que logró evocar en los pasajes más líricos. El movimiento final con ritmo de danza cosaca fue apabullante y desató una ovación que, en el concierto del sábado en un repleto Teatro UdeC, fue respondida con un inusual “encore” del solista: la cadenza del maravilloso Poema de Ernest Chausson. En suma, un reencuentro inolvidable con Nathan Meltzer que permite augurarle la más brillante de las carreras y el más fiel afecto de la comunidad musical penquista.

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